miércoles, 13 de enero de 2016



Google recoge grandes cantidades de información cada día, cuenta con los datos personales de millones de personas, sabe los lugares que la gente visita en el Internet, y donde hacen sus compras en línea. 

Google está trabajando con compañías de publicidad y comparte esta información con ellos, muchos países quieren proteger la privacidad de sus ciudadanos, y quiere más control de la información que esta empresa maneja.

En el 2014, Google delató a un supuesto pedófilo, quien había almacenado en su cuenta de correo Gmail pornografía infantil, y se lo comunicó a la policía, que prosiguió a detener a un ciudadano norteamericano de 41 años residente de Houston (Texas). Para ello, la compañía norteamericana avisó al Centro Nacional Americano para el Abuso y la Desaparición de Menores (NCMEC, por sus siglas en inglés) sobre el material enviado por John Henry Skillern, un pedófilo registrado y con antecedentes. Y esa comunicación surtió efecto.

El gigante de internet, dueño de importantes servicios y herramientas informáticas de gran alcance a nivel mundial, revisa el contenido de cada uno de los correos electrónicos alojados en Gmail gracias a un algoritmo. Ese escaneo es automático. La compañía se ha defendido de las acusaciones de intromisión ilegal al considerar que la monitorización de los correos se utiliza para mejorar la plataforma y para generar campañas de publicidad personalizada, que a su vez se traduce en ingresos, de lo que vive el negocio de Google.

¿Es lícito, legal o ético? 

Google se ha limitado a decir que «no hacemos comentarios sobre las cuentas individuales», pero la empresa sí ha explicado que el proceso de limpieza de información es algo similar al sistema que puso en marcha en 2008 para tratar de despejar de sus resultados de búsqueda material de abuso infantil. Por tanto, el servicio de correo de Google sí rastrea el contenido de los correos de sus usuarios para saber si se están cumpliendo sus políticas de uso y que no se está difundiendo contenido como material pedófilo, «spam» o «malware». Pero esta actuación se efectúa por medio de «robots» de Google, no humanos, de forma automática.


Google ha reconocido que los usuarios no deben esperar privacidad cuando deciden enviar mensajes a una cuenta de Gmail. «Así como un remitente de una carta a un compañero de trabajo no puede sorprenderse de que el ayudante del destinatario abra esta carta, las personas que utilizan el correo electrónico hoy en día no deben sorprenderse si sus correos electrónicos son procesados por el proveedor de correo electrónico en el curso de la entrega», justificó el gigante de internet.


En su momento, estas declaraciones fueron interpretadas como una posible intromisión en la privacidad de las personas. «Google ha admitido finalmente que no respeta la privacidad», aseguró John M. Simpson, director del Proyecto de Privacidad del portal especializado Consumer Watchdog. «La gente debería tomarles la palabra; si usted se preocupa por la privacidad de su correo electrónico no utilice Gmail».

El asunto levanta ampollas. Porque nadie se atreve a apuntar directamente a Google como «facilitador» de información o si se trata de un protocolo de actuación para determinados y puntuales casos. Cada imagen susceptible de apelar a terrorismo y desnudos de menores cuenta con un identificador que, en caso de detectarlo por la propia compañía, hace saltar las alarmas.


Referencia Bibliográfica
Google reabre el debate de la privacidad en internet

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