martes, 21 de junio de 2016




Aunque hoy en día ya existen algunas alternativas, la forma más extendida de identificación en bancos, edificios de entrada restringida, cuentas online y todo tipo de dispositivos electrónicos es la contraseña alfanumérica.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por hacerlas seguras incluyendo un mínimo de caracteres con letras, números, símbolos y alternancia de mayúsculas y minúsculas, no deja de ser un método poco seguro por lo fácil que es perderla, olvidarla o que nos la roben.
Por eso, poco a poco se están creando otros métodos de identificación más seguros como el reconocimiento de la huella dactilar. Esto es una gran ventaja; ya que, al llevarla siempre con nosotros, es imposible que la perdamos o la olvidemos y el método para robarla es bastante complicado y precisamente en esta misma línea se basa un nuevo método que pronto podría sustituir a todos los anteriores, por lo único, intransferible y seguro que resulta. Se trata del reconocimiento del sonido de nuestro cráneo y, aunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, los primeros estudios han dado muy buenos resultados.


¿En qué consiste la identificación a través del ruido del cráneo?
Como nos decía, este método proviene de la necesidad de buscar modos de identificación seguros y fácilmente accesibles para el usuario, sin tener que recurrir a contraseñas fácilmente olvidables.
Para ello surgen técnicas basadas en la seguridad biométrica, que utilizan caracteres únicos del propio cuerpo del usuario, como la identificación del iris o la huella dactilar. Y si eso es seguro, imaginad una vibración imperceptible y única de cada persona que proviene del interior del cuerpo.



SkullConduct, un sistema biométrico que utiliza la conducción ósea del sonido a través del cráneo del usuario, así como un micrófono fácilmente integrado en muchos de estos dispositivos, tales como Google Glass. En el núcleo de SkullConduct es un método para analizar la característica de respuesta de frecuencia creado por el cráneo del usuario utilizando una combinación de Mel Cepstral de Frecuencia coeficiente (MFCC) características, así como un clasificador computacionalmente 1NN de peso ligero. Se presenta en un experimento controlado con 10 participantes que demuestra que esta respuesta de frecuencia es personal y estable e incluso cuando se quita y se pone en el dispositivo varias veces y por lo tanto sirve como un sólido biométrica. Se demuestra que nuestro método puede identificar a los usuarios con el 97,0% de precisión y autenticar con una tasa de error igual de 6,9%, con lo que la identificación biométrica de los usuarios de ordenadores de gafas equipadas con tecnología de conducción ósea.





Nuestra huella dactilar puede ser hackeada
La huella dactilar no es tan fiable para la seguridad como parece, después de que unos hackers hayan conseguido reproducirla a base de fotos.
Este es el caso de la vibración que produce nuestro cráneo en respuesta a una señal ultrasónica, ya que, aunque pueda parecer algo común para todo el mundo, la cabeza humana consta de una serie de piezas como el cráneo, los cartílagos y otros tejidos y fluidos cuya composición y disposición varía tanto entre personas que la modificación que se producirá al difundirse la vibración es única para cada individuo.
Al menos eso es lo que parece haber demostrado un grupo de investigadores alemanes, que ya han probado su invento en 10 personas con un 97% de efectividad. 

¿Podremos disponer pronto de SkullConduct?
Para hacer posible la llegada al mercado de este invento, al que han llamado SkullConduct, es necesario trabajar más en él. Para empezar, se necesita buscar algún tipo de accesorio que mida las vibraciones, por lo que están trabajando en un dispositivo similar al empleado en las Google Glass. Una vez perfeccionado este punto, se podrán repetir las pruebas con un mayor número de participantes y, si se mantiene el éxito actual en los resultados, pronto nuestros teléfonos móviles podrían estar dotados de este dispositivo, que podría identificarnos únicamente con acercárnoslo a la cara para atender a una llamada de la forma habitual, sin necesidad de posar mil veces el dedo a la espera del reconocimiento de nuestra huella diactilar ni de usar como contraseña nuestra fecha de nacimiento por miedo a olvidar una más elaborada.

¿Por qué Google Glass fracasó?
El fracaso de Google Glass, ¿a qué se debe? Google nos vendió la moto y ahora se lamenta.
Y es que, como suelen decir las abuelas, lo único que las personas despistadas no se dejan perdido por ahí es la cabeza, básicamente porque la llevan sobre los hombros, así que habrá que aprovechar esa ventaja.

0 comentarios:

Publicar un comentario