El Vaticano falló en implementar un enfoque integral de seguridad basado en el control de accesos mínimos, monitoreo continuo, protección de datos críticos y gestión de amenazas internas. La confianza personal sin respaldo de controles técnicos adecuados permitió la traición y la filtración.
1. Fallo en el control de accesos internos (IAM - Gestión de Identidades y Accesos):
El mayordomo tenía acceso privilegiado a documentos confidenciales del Papa y del Vaticano. No existió una correcta separación de funciones ni limitación de privilegios (principio de “mínimo privilegio”).
Fallo: El acceso a información crítica no fue restringido ni monitorizado adecuadamente.
2. Fallo en la protección de información sensible:
No se aplicaron medidas de protección de datos (cifrado, tokenización o resguardo físico) que evitaran el robo o exfiltración de documentos.
Fallo: La información crítica estaba disponible en formatos fácilmente copiables o trasladables.
3. Falta de monitoreo y detección de actividades anómalas:
No había un sistema de auditoría o detección temprana de movimientos sospechosos (como copias de documentos fuera de horario, accesos inusuales, etc.).
Fallo: No existió una supervisión activa del comportamiento del personal interno.
4. Fallo en la gestión de la confianza y evaluación de riesgos internos (Insider Threat Management):
No se identificó a tiempo que un miembro cercano (el mayordomo) representaba un riesgo interno. No hubo un control o seguimiento de comportamientos que pudieran indicar deslealtad o riesgo de fuga de información.
Fallo: Subestimación de la amenaza interna.
5. Falta de políticas claras y protocolos de seguridad:
Es probable que no existieran políticas estrictas sobre el manejo, acceso, custodia y destrucción de documentos secretos o que no se aplicaran controles de cumplimiento.
Fallo: Ausencia o debilidad en los marcos normativos internos de seguridad.
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