A pesar de la comodidad y la sencillez de la seguridad biométrica, por no mencionar los millones que podría ahorrarle a los bancos al evitar los fraudes online, los profesionales de seguridad informática plantearon varias preocupaciones en torno a la seguridad y la privacidad de los pagos biométricos.
Una de las principales preocupaciones es que la medición biométrica se está utilizado como equivalente a una contraseña o clave de acceso, en lugar de usarse como una prueba de identidad que luego se complemente con una contraseña o PIN para autenticar dicha información. Esto plantea la preocupación de que el límite entre la delincuencia física y la de la información comience a desdibujarse, y algunos especulan que la biometría podría abrir las puertas a espantosos ataques dirigidos.
Esto no es una exageración. Hace algunos años, el criptógrafo japonés Tsutomu Matsumoto se hizo famoso por engañar los sistemas de seguridad de huellas dactilares utilizando un “dedo de goma”copiado directamente desde el dedo objetivo.
También se descubrieron algunas fallas en la tecnología biométrica de pago móvil. En septiembre, unos investigadores revelaron que era posible engañar la tecnología TouchID de Apple usando huellas digitales falsas y también se hizo una prueba de concepto similar con el escáner de huellas digitales del Galaxy S5 de Samsung. Mientras tanto, algunos usuarios se quejaron de los elevados índices de reconocimiento erróneo y muchos se preguntaron si efectivamente era posible copiar una huella desde una fotografía.
Si a esto le sumamos la posibilidad de que roben los datos biométricos y el peligro subsecuente del robo de identidad, queda claro que los pagos seguros biométricos aún tienen un largo camino por recorrer. Sin embargo, prácticamente no cabe duda de que esta tecnología (y la idea de poder “conectarse uno mismo” en esta era de la Internet de las Cosas) llegó para quedarse. Esperamos que estés preparado.
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